Para responder a esta pregunta vamos a analizar varios escenarios. Para abarcar todas las opciones iremos desde el peor hasta el mejor de los escenarios.
La realidad probablemente quedará entre medias.
Los datos analizados hasta ahora muestran que el Coronavirus presenta una mortalidad de 3.4%. O sea que de cada 100 personas infectadas, mueren entre 3 y 4.
ESCENARIO 1. Se infecta toda la población mundial.
Es el peor escenario posible. Aunque también es improbable. Es improbable porque aunque no pongamos ninguna medida, ni se encuentre vacuna, nunca se llega a infectar el 100% de la población.
Al llegar a unos porcentajes de aproximadamente 70% ya hay suficiente gente inmunizada (porque ya lo ha pasado). Y en este momento al virus le cuesta seguir extendiéndose.
Si el 100% de la población mundial se infecta, el 3.4% morirá. Es decir si hay unos 7 mil millones de personas en el mundo, 238 millones morirán.
Esta cifra es monstruosa y sería un desastre, pero no sería el fin de la raza humana. Quedarían más de 6 mil 500 millones de personas.
ESCENARIO 2. Se adquiere inmunidad de rebaño al infectarse el 70% de la población (aproximadamente.)
Se ha estimado que al infectarse el 70% de la población, el virus ralentizará su transmisión. Esto es debido a lo explicado arriba.
Si la gente ya se ha infectado, genera inmunidad y el virus no puede viajar fácilmente de persona a persona.
De los 7 mil millones de personas, se infectarían 4.9 mil millones. De estos morirían 166 millones.
Todavía una cifra espeluznante, pero menor al ESCENARIO 1. Tampoco significa el fin de la humanidad.
ESCENARIO 3. Las medidas de prevención y cuarentena ralentizan el virus. Se desarrolla una vacuna.
Sería el más acorde a la situación actual. Ya que la gran mayoría de países han establecido un sistema de cuarentena y medidas preventivas.
Estas medidas están ralentizando la expansión del virus. De esta forma se evita que haya muchas muertes en un corto período de tiempo. Además, permite ganar tiempo para desarrollar una vacuna.
Pongamos que la vacuna tarda un año y medio aproximadamente. Actualmente han fallecido unas 240.000 personas y el ritmo va disminuyendo, gracias a las medidas preventivas.
Lamentablemente, la cuarentena no se puede mantener indefinidamente hasta encontrar la vacuna. Ya que la economía colapsaría (aún más). Y la gente no puede estar retenida en sus casas eternamente.
Pongamos que en este año y medio hasta la vacuna muere un millón de personas. Es una cifra difícil de calcular, ya que no sabemos cómo evolucionará esto, pero para hacernos una idea.
Un millón de personas fallecidas es una desgracia, nadie dice lo contrario. Pero es una cifra muy inferior a los cientos de millones de escenarios anteriores.
ESCENARIO 4. El virus va perdiendo agresividad y mortalidad.
Existe la teoría de que a medida que el virus mute, irá bajando la mortalidad.
La explicación tiene que ver con la teoría de Darwin.
Pongamos el siguiente ejemplo. Los virus mutan, es lo que suelen hacer.
En realidad, se replican (reproducen) sin parar y de vez en cuando, cometen fallos.
Estos fallos dan lugar a versiones nuevas de su genoma y esto son las mutaciones.
Pongamos que el virus muta, y tenemos dos formas. Una más agresiva, con mortalidad muy alta. Otro menos agresivo.
¿Cuál ganará al otro? Podemos pensar que el más agresivo… pero NO.
Si el más agresivo infecta a una persona, la matará. Y ya no podrá seguir infectando.
Al virus le interesa poder seguir infectando y para ello le interesa que el huésped no muera.
Por tanto tendrá más probabilidades de triunfar el virus más débil. El más atenuado.
Según esta teoría, a medida que pase el tiempo y que el virus vaya mutando será menos mortífero.
Y llegará un momento en el que será un virus similar al de la gripe. Para hacernos una idea, la gripe convencional causa unas 650.000 muertes cada año.
Sería la cifra más baja y el escenario más favorable. Además, no quitaría que se pudiera encontrar una vacuna, con lo que se controlaría aún más.
¿ENTONCES POR QUÉ ES TAN GRAVE?
Todos los escenarios que hemos visto son desoladores. Una cosa es que no vaya a significar el fin del mundo y otra que 650.000 muertes sean desdeñables.
La gravedad del COVID-19 viene dada por su mortalidad, mucho mayor que la de una gripe convencional y por su facilidad para transmitirse.
Antes de la cuarentena cada paciente infectado podía infectar a unos 3-5 pacientes, una cifra muy alta.
Ya hemos visto que sin ninguna medida (ni prevención, ni cuarentena, ni vacuna) morirían millones de personas. A menos que el virus mute hacia cepas más débiles.
LA VIDA DESPUÉS DEL CORONAVIRUS
Indudablemente la vida tras el Coronavirus no va a ser igual.
Ni en el futuro inmediato ni probablemente después.
La forma de relacionarnos, de realizar compras, acudir a eventos de ocio, deportes… va a cambiar.
Por de pronto nos acostumbraremos a utilizar mascarillas, mantener distancias de seguridad con la gente, lavarnos las manos con frecuencia.
Los negocios tendrán que adaptarse a la nueva realidad, especialmente durante los próximos meses y hasta que se encuentre una vacuna (ojalá pronto).
Además, la economía se va a resentir. Mucho. Miles de negocios se ven obligados a cerrar. Por una situación insostenible que se ha mantenido más tiempo del que se esperaba. A su vez, los trabajadores de esos negocios han perdido su trabajo.
Toda esta gente pasará dificultades económicas. Y los negocios que sí sobrevivan no van a tener miles de clientes dispuestos a gastar. Ya que estos clientes son la gente con dificultades.
Todo ello genera una rueda de recesión que costará hacer girar hacia delante, aunque no hay que perder la esperanza, porque saldremos de esta también.
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